Capellanía

El propósito del ministerio de capellanía adventista y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, son una sola: “Anunciarle al mundo el evangelio eterno”. De esa manera, restaurar a la destrozada humanidad hasta su plenitud, en su relación con Dios.

Cristo modeló este ministerio de restauración y le encomendó a la iglesia su continuidad. “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien: les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme” (El Ministerio de Curación, p.102).

El Ministerio de Capellanía Adventista busca establecer una red mundial de capellanes adventistas que cuiden, responsablemente, la salud espiritual de aquellos que están bajo su cuidado. Los capellanes adventistas aumentan el alcance de misión de la iglesia, validando así la autenticidad de su ministerio pastoral.

El Ministerio de Capellanía Adventista provee líneas guiadoras a fin de aplicar, al campo mundial, las normas establecidas por la Asociación General.

¿Quien es un capellán? Rivera (2010) lo contextualiza así: “El término capellán proviene de vocablo latín Capellanus. Se aplica a la personas que ejerce el oficio de ministrar y dar apoyo espiritual a quien surge, guiándoles en el cultivo de la fe en Dios y de una autoestima saludable para que pueda afrontar la situación de crisis que está viviendo. El vocablo comenzó a utilizarse con la designación de un clérigo como ministro del monarca, quien no tenía a cargo parroquia sino que brindaba atención a la vida espiritual del monarca y a su corte. Era investido de autoridad eclesiástica y poseía una capilla” (p.13).

“Paget y McCormack (2006) consideran que “el ministerio de capellanía se desarrolla porque las personas necesitan cuidado pastoral incluso cuando no pertenecen a una iglesia (o su equivalente de fe) y especialmente cuando ellos están pasando por una crisis… Este ministerio originalmente inició para atender las necesidades de empleados de gobierno y sus agencias, como la milicia y los hospitales, hoy es a menudo una iniciativa de organizaciones religiosas y víctimas de eventos críticos” (p. 5).

Hablando de la capellanía escolar De la Cruz (2013) considera que el capellán “busca promover un ambiente equilibrado, saludable y armónico, así como el desarrollo y bienestar espiritual de la comunidad… de igual modo busca promover el compañerismo la solidaridad y el servicio al prójimo, promueve además los más altos niveles de la moral cívica. La misión es anticipar y responder con soluciones reales ante la gran necesidad de orientación y apoyo emocional y espiritual en tiempos de crisis personal o colectiva…” (pp. 33-34).